RUBÉN GARCÍA MALVÁEZ
Cuatro años han pasado ya desde aquella gloriosa noche de domingo en la cual la selección mexicana de fútbol se alzaba con el Campeonato Mundial Sub-17 en Perú.
Eran tiempos donde los nombres de Giovanni, Vela, Villaluz, Andrade, Guzmán, Araujo, … , eran comenzados a ser reconocidos como las promesas del balompié nacional; futuras estrellas que nos asegurarían un lugar en la élite del fútbol internacional.
Promesas. Cuatro años después, aquellos jóvenes que enaltecerían el nombre de México en el mapa futbolístico han quedado sumergidos en un mar de especulaciones y escasos resultados. Aquellos aguerridos jóvenes sin complejos que brillantemente ganaron juego tras juego para finalmente golear a Brasil en la final, han quedado ocultos bajo la sombra de la mediocridad.
Promesas. Para muestra, basta con mirar a la revelación del torneo, al crack del grupo que dirigía Jesús Ramírez, el alegre muchacho cuyo atrevimiento en la cancha llenaba de vida al equipo: Giovanni Dos Santos. Pasó de ser una revelación del FC Barcelona – junto con Messi y Bojan – a ser un suplente más del Tottenham Hotspur en Londres. De ser uno de los jugadores preferidos del entrenador Frank Rijkaard, lentamente se convirtió en un jugador gris y predecible; la disciplina poco le importó y prefirió las fiestas y la farándula.
Futuro incierto
Al menos nueve de los mal denominados “Niños Héroes” juegan regularmente en equipos de la primera división mexicana, y tres más tienen un lugar en equipos de Europa, lo cual no representa una mala estadística para un equipo Sub-17. El problema radica en la parafernalia construida alrededor de los jugadores a raíz de su título, y de la irresponsabilidad de quienes se encargaron de inflar mediáticamente un grupo de jóvenes que no alcanzarán su esplendor sino dentro de cinco temporadas, cuando menos.
Cuatro años después, los mismos jugadores siguen siendo catalogados como promesas; esperando que el fútbol les brinde una nueva oportunidad para mostrarse de la misma manera que lo hicieron en 2005. Aquel día en que se dejaron a un lado los complejos. El día que la nueva generación de mexicanos demostró que “sí se puede”. El día en que el fútbol de México por fin levantó un trofeo de Campeón del Mundo. El día dos de octubre… no se olvida.
Qué fue lo que hizo que éstos chavos tuvieran un desempeño tan fabuloso en ese mundial? Fue una generación futbolísticamente privilegiada? Los demás equipos apestaban? Los árbitros ayudaron? O simplemente fue la actitud?
La opinión de un servidor es que sus coaches llegaron a entrar en los profundo de su mente para que éstos chavos “se la creyeran”, que podíamos llegar a un lugar importante en la justa deportiva más importante de su categoría, que podíamos llegar a un 5to partido y más, que no se cayeron al ver a la 1er potencia mundial en fútbol, Brasil, sino que hasta les pasaron por encima. Por mucho el mejor desempeño de una selección mexicana en representación mundial. Todo está en la mente. Y eso es algo que no hemos llegado a comprender muy bien todavía, no sólo en el fútbol, sino en nuestro día a día.